Todavía tenemos en la memoria cosechas complicadas recientes: las heladas del 2017. Las importantes lluvias de la primavera del 2018. Y nos encontramos con un año, en el que el único problema ha sido precisamente la escasez de lluvias. Las condiciones de clima durante todo el ciclo han sido muy buenas. El agua acumulado en el suelo durante el año precedente ha permitido sobre todo al viñedo antiguo soportar este año tan seco. En estas condiciones no ha habido incidencias de enfermedades. A penas ha sido preciso algún tratamiento antifúngico. Salvo por la ausencia de lluvias, que realmente va a mermar la cantidad de uva recogida, el año podríamos definirlo perfecto. Sobre todo, en las condiciones del clima que hemos disfrutado durante todos los días de vendimia: nada de lluvia. Fresco por la noche. Buena temperatura al medio día. Ausencia de nieblas. Difícil pedir nada más.

En estas condiciones hemos realizado la vendimia. Iniciamos el 29 de Septiembre y hemos terminado el 11 de Octubre. Algo cansados por las largas jornadas de trabajo. Satisfechos por la labor realizada e ilusionados con la calidad de las uvas que han entrado en la bodega.La uva ha llegado super sana y madura. Con unos niveles de concentración de color y azúcares perfectos. Los mostos están super sabrosos. Y los primeros vinos en fermentación son fiel reflejo de la calidad de las uvas que hemos recibido.Todavía los vinos siguen fermentando. Nos queda aplicarnos para mantener la calidad de la fruta que nos ha llegado. Y confiar en que la lluvia llegue pronto a nuestros viñedos para reponer la maltrecha reserva hídrica de nuestros viñedos a día de hoy.

Pedro Aibar.

 

 

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